4.6.14

Peregrinación al norte de la India con Sri Swami Vishwananda, días 3-4

En la tarde del sábado, Pramod, Kalpit, Gurpreet, los Swamis y yo fuimos con Guruji en un corto viaje a algunos de los templos cercanos. La primera parada fue Hansali, el lugar donde Shri Dhar tuvo la primera vez Darshan de Vaishno Devi en la forma de niña pequeña. La sadhana diaria de Shri Dhar era hacer Kurari Puja para las niñas pequeñas. Un día (como ya se mencionó en el informe anterior), había una chica muy especial entre ellos. Después de que todas las chicas se fueran, fue sólo ella la que se quedó y le dio instrucciones para organizar la Bhandara para alimentar a todo el pueblo.
Así que el sitio al que fuimos era el lugar de vivir de Shri Dhar. Había varios templos pequeños, todos conectados el uno al otro. Al llegar, fuimos recibidos por varias niñas pequeñas que nos acompañaron al primer templo. El primer templo tenía la tumba Samadhi de un santo que fue discípulo de Shri Dhar. El pundit allí dijo que el trishul presente pertenecía a ese santo. El siguiente templo pequeño albergaba varias deidades, entre ellas Radha Krishna, Ram Dharbar, Durga y otras. Allí fuimos invitados a la habitación del cuidador que le contó a Swami un poco sobre la historia del lugar. Después visitamos otro templo sólo a unos pocos pasos.
Cuando íbamos saliendo, las niñas regresaron e insistieron en conseguir algunos regalos. Así que Guruji terminó comprando para cada una de las 15 niñas un paquete de patatas fritas del puesto de comida local. Fue todo un espectáculo para la vista y le tomó mucho tiempo hasta que cada una de ellas estuvo feliz con un paquete de patatas fritas en sus manos. Dado que al principio fue bastante caótico, Swami hizo que se sentaran todas en una fila antes de que empezara a distribuirles los paquetes de patatas fritas. Con mucha paciencia y amor entonces les distribuyó, una a una, los paquetes. Incluso la última que llegó tarde y estaba llorando porque no tenía nada, también estaba satisfecha cuando Swami Sharadhananda le dio un paquete de frutos secos que tenía en su bolsillo. Casi parecía que Guruji estaba repitiendo la Puja Shridhars Kumari...

Dejamos el lugar para conducir de vuelta a la ciudad para visitar otro templo llamado Templo Shri Ragunath que fue establecido en el siglo XIX por San Swami Nithyananda. Había una murthi Hanuman muy hermosa que a Swami le gustó mucho.


Allí también nos dieron la instrucciones para encontrar el ashram local. Fuimos en coche unos 20 minutos hasta que llegamos al ashram que estaba al lado de un lago (en realidad era más como un estanque) en un pueblo llamado Pental.

Allí Guruji se reunió con el cuidador Baba Sita Ram, un hombre mayor que solía luchar en el ejército de la India y después de su jubilación, renunció al mundo y ahora se ocupa del ashram allí. El santo que fundó el ashram era Swami Nithyananda. El anciano nos contó que Swami Nithyananda era un “santo enojado” que, cada vez que recibía regalos del rey (Él también era el Gurú del Rajá) como oro, joyas y similares, los arrojaba al lago junto al templo.
Nos habló de otro santo que era más reciente, un discípulo de Swami Nithayananda, con el nombre Ram Das Tyagi, llamado Paratha Baba. Tuvo este nombre porque solía comer ¡hasta 20 parathas (N. del T pan plano típico de la India) con cada comida! Baba Sita Ram obsequió a Guruji con las Padukas de Paratha Baba, así como un chal.

Al día siguiente, de camino a Dharamshala, hicimos una breve parada para visitar un templo de Usha Mata. Ella era una devota de Kali. A la edad de 5 ya empezó su tapasya (práctica espiritual) y es muy conocida en la zona. Obtuvo el Samadhi en 2005. Ya que estábamos allí, el pundit nos contó que también hay un templo de Krishna cerca. Por supuesto, también fuimos allí. El templo estaba en un antiguo complejo de palacio (ruinas) que se remonta al siglo 16.

Entramos al templo y el pundit de allí nos llevó arriba al pequeño templo de Krishna. Había una murthi de Krishna, negra, de madera, de unos 3 pies de altura. Nos sentamos delante de ella y el pundit empezó a relatar su historia. Resultó, para gran sorpresa de Guruji y gran alegría, que era, de hecho, la misma murthi en la que Meerabai Devi misma se fundió con su cuerpo físico cuando dejó este mundo a la edad de 73 años.


La murthi se la entregó el Rajá (Rey) de Gujrat al Rajá local aquí. De hecho, el Rajá local visitó Gujrat y pidió al rey Gujrati si podía tener la murthi. El Rey Gujrati al principio se negó ya que su madre rezaba a esta murthi cada día y dijo que su madre moriría si no le podía hacer más puja. Sin embargo, siendo Rajput un rey leal y dedicado, le dio la murthi (junto con una murthi “utsava” menor) al Rey local que la llevó a su propio palacio. Al día siguiente, la madre de Rajput murió.



Ahora la murthi estaba aquí en Himachal, en el palacio del rey local. Unos años más tarde la zona quedó invadida por un rey musulmán. Poco antes del ataque, el rey enterró la murthi Krishna junto con la muthi Krishna menor en la arena detrás del palacio para ocultarlas. Seis meses después de que el ataque terminara, el rey tuvo un sueño en el que Krishna vino a él y dijo: “Te has olvidado de mi, estoy todavía enterrado en la arena, ¡¡¡sácame de aquí!!!” Inmediatamente el rey desenterró las dos murthis y las instaló de nuevo en el templo, aquí permanecieron hasta el día de hoy.

Sin embargo, el pundit regaló la Krishna más pequeña a Guruji como regalo, junto con un chal que llevaba la Krishna grande.

El nombre de la pequeña Krishna es Nurbur Krishna. Entonces se nos dio instrucciones para estar delante de la gran Krishna y centrarnos en sus hermosos ojos dorados. Fue verdaderamente un momento muy especial. Se puede ver que uno de los ojos de Krishna se ha vuelto rojo porque estuvo enterrado en la arena mucho tiempo. El pundit dijo que hace unos 20 años, uno de los ojos lloraba lágrimas que eran recogidas en un pequeño bote, que lamentablemente se encuentra en paradero desconocido.
Luego nos pusimos en camino otra vez, conduciendo por delante de montañas nevadas, que anunciaban la cercanía de los Himalayas, y llegamos a nuestro hotel cerca de Dharamshala, el hogar del Dalai Lama, por la noche...

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