16.11.13

Sri Swami Vishwananda: ´Mi bendición es dar al alma lo que necesita para despertarse´


Maestro espiritual y avatar (encarnación de una deidad hindú).

Durante más de ocho horas impartió su bendición a un millar de personas en Valencia, en el Instituto Luis Vives, que por una tarde se convirtió en una pequeña parte de la India
¿Cómo se llega a maestro espiritual?
En mi caso fue un poco diferente al de otros maestros porque nací con cierto conocimiento, pero además fui iniciado por el gran maestro Mahavatar Babaji, porque uno no se puede proclamar a si mismo.
¿Cual es su misión?
Recordar a las personas el amor universal, el amor incondicional que habitualmente se olvida y es algo gratuito.
En estos momentos de desconfianza y desesperación en el mundo, ¿cual es su mensaje?
Recordar que esta situación es un recordatorio de quienes somos. Es triste decirlo, pero solo en situaciones como estas la gente recuerda quienes somos. Somos seres humanos que llevamos dentro esa parte de Dios porque cuando la mente está tan focalizada en las cosas externas olvidamos que Dios está siempre con nosotros. Y lo que pasa ahora en el mundo es una llamada para despertar la verdadera esencia y para que nos concentremos en el alma, no solo en la mente y en el cuerpo.
Ha bendecido en Valencia a más de mil personas en una ceremonia que se llama Darshan, ¿qué es exactamente?
Tener la bendición divina y ser tocado por la divinidad.
Usted mira a los ojos
No, yo no miro a los ojos de las personas, miro el alma de las personas porque los ojos representan las ventanas del alma y en unos segundos miro el alma. Y es la bendición de dar al alma lo que necesita para despertarse.
¿Cómo es el alma?
El alma está rodeada de sombras y de cosas que no la dejan salir y en el darshan está en la luz y toda la oscuridad se desvanece.
¿Cual es el camino para llegar al alma?
Aceptarse a uno mismo. Cuando uno no se acepta, el alma está lejos de uno mismo. Por eso hemos nacido en un cuerpo humano y tenemos que aceptar todas las cualidades, buenas y malas.
¿Cómo se acepta a uno mismo?
La aceptación a uno mismo significa parar de juzgar a uno mismo y a los otros porque cuando juzgas a los otros, te estás juzgando a ti mismo. Para de juzgar y dejarás de ser juzgado, porque juzgando a los otros te estás juzgado a ti mismo. Es es el primer paso de camino al alma.
¿Y el segundo?
La aceptación de todo en la vida. Cuando aceptas eres agradecido, pero ese es el paso siguiente. La vida no solo es lo que se ve, hay algo para redescubrir, esto es donde trabajan las escrituras sagradas, todos los maestros dicen lo mismo... Escuchar es el siguiente paso, aprender a escuchar, porque si no escuchas no hay cambio.
¿Y la devoción?
Es estar en compañía de personas que tienen el mismo interés, porque eso te anima a ir más profundamente y te hace fuerte y valeroso. Si no eres fuerte vuelves de nuevo a caer en la negatividad. Estar en buena compañía te ayuda a ir hacia adelante. Es como una planta, cuando es pequeña tienes que protegerla para que los insectos y animales no la ataquen, pero cuando es grande, te dará flores y cobijo a los demás. Es lo mismo.
¿El grupo es la semilla de la devoción?
Cuando estás con esas personas que compartes se despierta la devoción y empiezas a agradecer. La mente está centralizada y el objetivo en la vida se muestra claro. Ahí comienza otro viaje.
¿Hacia donde?
En la devoción aprendes a controlar la mente, los sentidos y con la práctica espiritual diaria vas hacia lo más profundo del corazón y ahí encuentras al maestro amado que forma parte de ti. Y ahí el amor puro empieza a despertarse y empiezas a sentir este amor incondicional, este amor cósmico. Esto es brevemente, porque solo cuando hay amor incondicional se revela el alma, si hay egoísmo no se revela. Y este es el camino en pocas palabras, porque el alma es el amor puro de Dios mismo. Es la divina chispa en cada uno y el camino de Dios en cada persona. Y cuando encuentras esta chispa de amor divino dentro de ti, la encuentras en cualquier sitio, porque todo tiene esa chispa, las plantas, animales... está en cualquier lugar, en todas partes.
Fuente: Levante

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